El recipiente se sujeta en un espacio intrínseco.
La metáfora del espacio contenedor como soporte del inconsciente es como un mar de colores donde cualquiera puede naugrafar. Cada recuerdo, sensación o emoción es un indicio significativo para reconstruir la experiencia del sujeto en el mundo. Sin embargo, ninguna narrativa del ser es completa o totalmente satisfactoria, pues siempre hay omisiones y discontinuidades involuntarias. Representar visiones personales y asignarles un sentido es una experiencia existencial. Un bodegón alberga objetos cargados de sensaciones para el que lo representa y subjetivas visiones paralelas desde el sentido estético.